La producción de limón en México está representada por tres principales variedades cultivadas; estas son: limón persa o sin semilla (Citrus latifolia), limón mexicano, verde o amargo (Citrus aurantifolia) y limón amarillo o italiano (Citrus lemon). Actualmente los estados con mayor producción son: Veracruz, Michoacán, Oaxaca y Colima, que en conjunto aportan el 75 % de la producción nacional.
Este congreso reúne a especialistas con amplia experiencia práctica en bioestimulación de cultivos. Se abordarán aspectos fundamentales para entender los procesos fisiológicos y hacer una bioestimulación estratégica del enraizamiento, cuajado y desarrollo de frutos que mejore los rendimientos y calidad. Se compartirán experiencias en el uso de diferentes productos bioestimulantes con diferentes cultivos, estrategias para el manejo del estrés vegetal y uso de nuevas sustancias para la bioestimulación.
El limón Persa (Citrus latifolia Tan.), también conocido como limón Tahití, limón pérsico o limón sin semilla, se ha convertido en un cultivo ícono de México, donde sus excelentes contenidos de ácidos, su carencia de semilla y su mayor tamaño comparado con el limón mexicano han favorecido su demanda en el mercado nacional e internacional.
Los requisitos para que se logre una buena aplicación de plaguicidas son que sea eficiente, controlada y uniforme; así se minimiza el impacto posible al ambiente, se evitan riegos de una mala aplicación, se ahorra agua, se pierde menos producto químico y se logra de mejor manera el objetivo del control químico.
El control biológico, no es más que el control de las plagas a través de enemigos naturales, independientemente de su naturaleza. Dicho control, mejora la inocuidad del cultivo, reduce el uso de agroquímicos, con la reducción en los costos que esto conlleva, y mantiene una producción sostenible por más tiempo al reducir el impacto al ambiente.
Conocer cómo funcionan cada uno de los bioestimulantes y cómo se aplican en nuestros cultivos nos da la oportunidad de usar estas herramientas muy poderosas para superar diferentes tipos de estrés, mejorar la resistencia a plagas y enfermedades, mejorar la tasa de crecimiento, incrementar la floración y finalmente mejorar los rendimientos y la calidad de las cosechas.
El uso de los salicilatos a dosis adecuadas (muy bajas) y en las etapas fenológicas seleccionadas (dependiendo del cultivo a fitorregular), encontramos respuestas altamente positivas en una serie de cultivos, que han reportado resultados altamente satisfactorios, tales como, mayor contenido de clorofila, aumento en la velocidad de fotosíntesis, mayor productividad y un desarrollo altamente significativo en las raíces.
La mayoría de los nematodos fitoparásitos son habitantes del suelo y su control químico con frecuencia resulta errático. La técnica de aplicación más utilizada al momento de la siembra son las sembradoras fertilizadoras y/o las voleadoras mecánicas que incorporan la mezcla física de las formulaciones granulares del insecticida-nematicida con los fertilizantes. Existen otras técnicas por medio de las cuales un nematicida se puede poner en contacto con los nematodos para proteger la zona radicular de las plantas.
La presencia de plagas y enfermedades es uno de los factores que merman la productividad y calidad de los cultivos. Datos de la FAO sugieren que puede haber más de un 50% de pérdidas si estás no se controlan oportunamente. En búsqueda de nuevas alternativas que coadyuven a su control se ha retomado el uso de sustancias químicas naturales y microorganismos, los cuales forman parte del manejo biorracional.
Es conocido que el nogal es un cultivo altamente demandante de agua, por ello la aplicación debe ser altamente eficiente, con sistemas presurizados como es el caso del riego por goteo, el cual tiene varias modalidades; una de ellas es el goteo sub-superficial (GSS), cuyas características son: utilizar mangueras de goteo “enterradas”