La acidez del suelo tiene afectaciones en el comportamiento químico y biológico del suelo, pudiendo además afectar indirectamente algunas propiedades físicas. Lo anterior, se traduce en un pobre suministro de nutrientes y asimilados a las plantas que más tarde ocasionarán bajos rendimientos y una calidad inferior de las cosechas. La práctica del encalado se refiere a la aplicación de un material alcalinízante al suelo, cuyo objeto es reducir la acidez del mismo e incrementar la disponibilidad de nutrientes, en especial de calcio y magnesio.
Los análisis de solución del suelo nos ayudan a conocer la interacción entre la disolución de nutrimentos aplicada en suelo o sustrato, verificando pH, CE y elementos minerales de interés en general. La proporción o equilibrio químico adecuado en la solución del suelo puede influir en el crecimiento y desarrollo de los cultivos.
La acidez del suelo tiene su origen en diferentes procesos que promueven la reducción del pH del suelo. Para remediar los efectos de los suelos ácidos sobre el crecimiento de las plantas, existen diversos materiales que pueden utilizarse para el encalado de los suelos, pero todos difieren en su capacidad de neutralización. Los materiales más comunes son carbonatos, óxidos, hidróxidos y silicatos de calcio y magnesio.
El cloruro de sodio (NaCl) es a menudo un compuesto iónico que provoca efectos negativos en algunos cultivos como el pepino. En algunos estudios realizados en suelo, la sola adición de NaCl causó una fuerte reducción del rendimiento en comparación al producido con una mezcla de sales.
La solarización consiste en calentar el suelo en verano cubriéndolo con plástico transparente durante al menos 4 semanas, en el periodo de mayor radiación solar, logrando así, un incremente en la temperatura que destruya a los agentes patógenos. Con esta técnica se alcanzan temperaturas del orden de 45 – 55 °C en capas superficiales y de 40 – 45 °C a 25 cm de profundidad. Tiene buena eficacia sobre ciertos patógenos y posee, además, un efecto herbicida.
El humus del suelo se refiere a los compuestos orgánicos que no aparecen bajo la forma de residuos frescos a parcialmente descompuestos. Humus estrictamente se refiere a las sustancias húmicas más los productos de resíntesis de los microorganismos, los cuales se tornan estables y en una parte del suelo.
Organismos y microorganismo del suelo usan los residuos de plantas, animales y derivados de MO como alimento. Cuando éstos descomponen los residuos y materia orgánica, liberan nutrientes como nitrógeno, fósforo y azufre, los cuales puede aprovechar la planta. La misma actividad de los microorganismos contribuye a la formación de la materia orgánica estable en el suelo.
El término sustrato se aplica en la agricultura a todo material sólido, natural o de síntesis, que colocado en un contenedor, en forma pura o mezcla, permite el desarrollo del sistema radical y el crecimiento del cultivo pudiendo éste intervenir o no en la nutrición de la planta.
Se ha estimado que entre un 30 a 40 % de los suelos agrícolas del mundo tienen problemas de acidez, limitando el crecimiento y desarrollo de los cultivos. En suelos con pH menor a 5, el aluminio (Al) es un elemento perjudicial al solubilizarse en formas iónicas. Estas formas iónicas han demostrado ser muy tóxicas para las plantas, provocando inicialmente la inhibición de la elongación de las raíces.
La acidificación de los suelos es un proceso dinámico que engloba la acción de factores naturales (edáficos, climáticos y biológicos) y antropogénicos (derivados de la acción del hombre). Este proceso puede ser acelerado con la práctica de la agricultura, por la producción de cultivos intensivos y las prácticas de manejo del suelo.