Cuando hablamos de explotar el potencial productivo de una especie, es común relacionarlo con su manejo nutricional. Sin embargo el rendimiento y/o productividad de una especie no sólo depende de la nutrición, sino del resultado de la interacción de múltiples factores.
En el cultivo de maíz, la falta de boro puede hacer que el tubo polínico no funcione correctamente, lo que hace que los embriones del núcleo no sean polinizados (granos arrugados). También, la deficiencia de boro causa mazorcas cortas y dobladas, tallos estériles, escaso desarrollo del grano, franjas alargadas y acuosas que luego se vuelven blancas en las hojas recién formadas.
Actualmente los rendimientos de maíz en México son sumamente contrastantes, mientras pocos productores están logrando rendimientos élites, la mayoría está aún lejos de alcanzar el potencial productivo del cultivo de maíz en su región. El Congreso Internacional sobre Producción de Maíz de Alto Rendimiento ofrece la oportunidad de adquirir conocimientos prácticos en temas como: siembra, densidad de población, selección del híbrido, riego, nutrición eficiente, manejo del estrés, control de plagas y enfermedades, entre otros.
Los 10 componentes más importantes para la producción de maíz de alto rendimiento son: rotación de cultivos o cultivos de cobertura, selección de híbridos, tratamiento a la semilla, fecha de siembra, siembra y establecimiento, densidad de población, fertilización, riego, fungicida y regulador fisiológico, y control de plagas y enfermedades.
El manejo integrado de plagas de maíz es un sistema integral de manejo de poblaciones de organismos plaga en una agricultura sustentable. Involucra una serie de factores bióticos y abióticos que determinan la abundancia y/o prevalencia de plagas, enfermedades y malezas en un área agroecológica determinada.
El cultivo de maíz es uno de los cultivos más expandidos con un 78 % de incremento en el área de siembra, pero 290 % en rendimiento de grano por hectárea. Los principales países productores como Estados Unidos, Brasil, india y México han experimentado incrementos en la superficie sembrada. Estados unidos lidera en cuanto a rendimiento por hectárea alcanzando las 10.9 toneladas promedio, además tiene el record mundial de rendimiento a campo abierto reportado en 2016 son 33.4 ton/ha.
La vía que se tiene para mejorar la productividad de maíz es adecuar la unidad de producción para un aprovechamiento óptimo de los recursos naturales; pasar a una agricultura preventiva y regenerativa, adoptando procesos productivos soportados en conocimientos científicos y tecnológicos y desarrollar óptimamente cada uno de los elementos que conforman el agronegocio.
El maíz y en general los cereales no proporcionan una fuente de proteínas nutricionalmente equilibrada para el humano. Lo anterior se debe a que las principales proteínas de almacenamiento del maíz conocidas como prolaminas o zeína, carecen de aminoácidos esenciales (lisina y triptófano) para la nutrición humana.
La diabrótica, conocida en su fase larval como gusano alfilerillo, daña principalmente el sistema radical del maíz. La importancia de esta plaga en el cultivo de maíz es tal, que se han calculado reducciones en el rendimiento de entre 1 a 2.5 toneladas, lo cual en muchas regiones llega a representar el 70 % de la producción.
El cultivo de la soya es uno de los más expandidos a nivel mundial recientemente, tomando importancia en muchos países que hace medio siglo no lo conocían o se cultivaba en un área incipiente, como el caso de Argentina. Este último, Estados Unidos y Brasil en conjunto aportan más del 80 % del área sembrada y el 70 % de la producción mundial.