El modelo de producción agrícola convencional es el más utilizado, está caracterizado principalmente por tener alta eficiencia, por la utilización intensiva de productos químicos para el control de plagas, por los fertilizantes químicos para compensar la pérdida natural de la fertilidad del suelo y por la utilización intensiva de los recursos. Tras varios años y diversos estudios, se demostrado que, este tipo de cultivo no es sostenible por la destrucción del recurso natural, más específicamente del suelo, atenta contra el equilibrio ecológico, la biodiversidad y medio ambiente, además de ser evidente que el uso intensivo e indiscriminado de plaguicidas y fertilizantes químicos es nocivo para la salud.
El uso de virus patógenos de insectos en la agricultura no es algo nuevo, pues desde hace muchos años se han investigado en el control de plagas. La familia de baculovirus o baculoviridae es la más numerosa y estudiada de todos los grupos de virus patógenos de insectos y han sido exitosamente utilizados en el control de plagas agrícolas.
El término microbioma se refiere al conjunto de microorganismos, sus genomas y sus interacciones ambientales. Los avances conseguidos en la metagenómica ha permitido estudiar el papel que tiene la comunidad microbiana total en el control de fitopatógenos y sus interacciones en ambientes definidos.
La agricultura orgánica es una estrategia de desarrollo que trata de cambiar algunas de las limitaciones encontradas en la producción convencional, se fundamenta no solo en la mejora del suelo y un fomento al uso de insumos locales, sino también un mayor valor agregado a los productos finales. Para lograr que los agricultores de hortalizas orgánicos cumplan con cada uno de los aspectos que debe tener un sistema de producción orgánica es importante que estén actualizados en las técnicas más actuales sobre el manejo de cultivos.
Es un género compuesto por 55 especies distribuidas alrededor del continente americano, poco más de la mitad de estas especies se encuentran en México. Las plantas de Tagetes spp. tienen usos potenciales como antioxidante, pigmento, saborizante, perfumería, resina, ornamental, insecticida, bactericida, fungicida, nematicida, larvicida, atrayente o repelente de insectos, abono verde y medicinal.
En agricultura orgánica el principio básico para el manejo de malezas es la prevención. Un buen manejo de malezas en agricultura orgánica consiste en crear las condiciones más adversas para el desarrollo de malezas tanto en época como en lugar.
La solarización y biofumigación del suelo, representan opciones tecnológicas que han sido validadas en numerosas regiones del mundo para controlar malezas y patógenos del suelo. Por lo tanto, aquí de manera resumida se presentan los fundamentos y evidencias científicas sobre las bondades de la solarización y biofumigación, como tecnologías de bajo o nulo impacto ambiental para ser implementadas en sistemas modernos de producción agrícola.
A lo largo de los años se han dado diferentes denominaciones a los productos que contienen microorganismos utilizados en la agricultura como: fertilizantes bacterianos, fitoestimulantes, biopesticidas, bioinoculantes, etc. y actualmente el termino más utilizado es biofertilizante.
En este artículo encontraras recomendaciones en el uso de plaguistáticos vegetales y minerales con el objetivo de hacer un uso racional de estas ecotecnias buscando MANEJAR las plagas y no COMBATIRLAS, respetar las dosis, y emplear lo que se tenga al alcance, es decir, priorizar el uso de recursos locales.
Lo más importante en la producción orgánica, es evitar el uso de cualquier producto, sustancia o material -de cualquier tipo y de cualquier origen- que pudiera representar un peligro de contaminación, ya sea para el consumidor, el ambiente, los recursos naturales o el planeta en general. La visión y los objetivos de los agricultores mexicanos deben enfocarse a los mercados del norte de Europa.