Nutrición de Tomate Verde


Autor: Equipo Editorial INTAGRI

Uno de los pilares en la producción de tomate verde o de cáscara es la nutrición. Actualmente, el rendimiento promedio de acuerdo al SIAP (2020) en México es de 19.9 t/ha; el cual se considera bajo teniendo en cuenta que el rendimiento potencial del cultivo, según varios autores, se encuentra entre las 40 hasta 80 t/ha. Los factores principales que limitan el potencial productivo del tomate son el clima, condiciones del suelo, genética de las variedades y el manejo agronómico. Dentro de este último factor se encuentra la nutrición del cultivo, la cual muchas veces se realiza en función de fórmulas de fertilización preestablecidas sin considerar análisis de suelo, análisis de agua de riego y un monitoreo constante del estado nutrimental para usar eficientemente los insumos y mejorar la productividad del cultivo.

El análisis de suelo y agua, base para la nutrición del cultivo

Todo programa de nutrición de cualquier cultivo, y este caso de tomate verde, debe partir de un análisis de la fertilidad del suelo y el agua de riego, ya que a partir de esto se pueden establecer un programa de nutrición del cultivo balanceado y un plan de mejora de la fertilidad del suelo en el mediano y largo plazo. El muestreo y realización de los análisis de suelo y agua debe realizarse al menos una vez antes de establecer el cultivo para realizar las enmiendas o tratamientos que sean necesarios.

Análisis de suelo. El análisis del suelo nos permitirá conocer el contenido de nutrimentos que existen disponibles en el suelo y que existirán a lo largo del ciclo de crecimiento del cultivo. De la misma forma, el análisis del suelo brinda parámetros como el pH, contenido de sodio y salinidad que ayudarán a determinar si es necesario realizar alguna enmienda al suelo con yeso o cal agrícola para mejorar la fertilidad del suelo. Del análisis de suelo, también se puede realizar un plan de mejora a largo plazo, seleccionar fertilizantes e incluso determinar la frecuencia de riego en el cultivo. La frecuencia con la que se recomienda realizar el análisis de suelo es cada 2 o 3 años.

Planta de tomate de cáscara en producción

Figura 1. En los últimos seis años el cultivo de tomate ha tenido un aumento de su producción en México, relacionada con el aumento en la superficie sembrada y el rendimiento.

Fuente: Bugarín, 2020.

Análisis de agua. En cuanto al análisis químico del agua, es indispensable realizarlo cuando se cuenta con riego o fertirriego en el cultivo y debe realizarse de forma anual o cuando la fuente de agua o pozo sea diferente. A través de este análisis podemos conocer la conductividad eléctrica del agua, pH, alcalinidad (carbonatos y bicarbonatos), dureza, Relación de Adsorción de Sodio (RAS) y contenido de nutrimentos. Estos parámetros que contiene un análisis químico de agua ayudan a establecer la conveniencia de usar o no el agua para el riego del cultivo o para realizar algún tratamiento que permita su uso. Del mismo modo, conocer el contenido de nutrimentos que contiene el agua ayuda al momento de elaborar un programa de nutrición; pues ayuda a reducir en muchas ocasiones la cantidad de fertilizante que se aplica al cultivo.

Para aprender a interpretar un análisis de fertilidad de suelo y un análisis de agua se recomienda tomar el curso: Formulación de programas de fertilización de cultivos.

Extracción y curva de absorción de nutrimentos del tomate verde

Un aspecto muy importante para realizar un adecuado programa de nutrición en el cultivo de tomate es conocer la cantidad de nutrimentos que extrae el cultivo para producir una tonelada de fruto cosechado, como se muestra en el Cuadro 1. Conocer esta información es indispensable para determinar las necesidades de nutrimentos totales del cultivo en función de la meta de rendimiento que se establezca, según el potencial productivo de la variedad y las condiciones edafoclimáticas del lugar.

Por otra parte, en el caso de contar con fertirriego en el cultivo de tomate, se vuelve necesario contar con las curvas de absorción de los nutrimentos. Las curvas de absorción ayudan a determinar el fraccionamiento en la aplicación de los nutrimentos de acuerdo a la fenología del cultivo, es decir, a proporcionar la cantidad adecuada en el momento adecuado. La mayor demanda de nutrimentos en tomate verde ocurre en el periodo de floración y fructificación. La aplicación adecuada del riego aunado a lo explicado anteriormente permite incrementar sustancialmente el rendimiento del cultivo.

Monitoreo nutrimental del cultivo

Monitorear el estatus nutrimental del tomate verde nos sirve para saber si el programa de nutrición planteado inicialmente está logrando el objetivo de suministrar en tiempo y cantidad lo nutrimentos que requiere el cultivo o si es necesario corregirlo para evitar deficiencias o excesos que afecten el rendimiento. Otra de las ventajas del monitoreo nutrimental del cultivo es la de brindar suficiente información para ajustar el programa de nutrición para el siguiente ciclo. Entre las herramientas que existen para el monitoreo de la nutrición podemos encontrar las siguientes:

Cuadro 1. Extracción de macronutrimentos en el cultivo de tomate verde.

Fuente: Bugarín, 2020.

Nutrimento

Kg de nutrimento /Ton. de fruto cosechado

N

3.71

P2O5

0.80

K2O

4.2

CaO

2.22

MgO

0.66

S

0.6

Análisis foliar. Herramienta complementaria al análisis del suelo, que ayuda a conocer cuáles y cuantos nutrimentos han sido absorbidos por la planta. Se analiza la hoja ya que se considera el principal órgano con actividad fisiológica y los cambios que se presentan en la concentración de nutrimentos son el reflejo de la nutrición mineral proporcionada a través de la fertilización. Es un muestreo que se puede realizar periódicamente o una vez por ciclo entre la etapa vegetativa y la floración temprana. La hoja a muestrear es la hoja más recientemente madura (HMRM), es decir, la que acaba de concluir su crecimiento. Debe evitarse tomar hojas muy tiernas, viejas, enfermas, dañadas o estresadas. El tamaño de la muestra para el análisis foliar es de entre 40 a 50 hojas.

Análisis de la solución del suelo. Se considera solución del suelo al componente acuoso del suelo donde se encuentran disueltos los nutrimentos y compuestos orgánicos hidrosolubles, que están en ese momento disponibles para ser absorbidos por las raíces de las plantas. Existen diferentes métodos para analizar la solución del suelo, donde destacan el análisis de pasta saturada y la solución del suelo extraída a través de sondas de succión o chupatubos. Este último método se emplea para analizar la solución del suelo a nivel de campo a través de equipos portátiles (Figura 2) y se recomienda que el análisis se realice en varios puntos para que sea representativo. Este análisis nos permite detectar si las interacciones que sufren los nutrimentos en el suelo no afectan significativamente su equilibrio para ser absorbidos por las plantas.

Extracto celular de peciolo. El peciolo como órgano de diagnóstico es muy útil, sobretodo en cultivos intensivos como el tomate verde. El extracto celular de peciolo hace referencia al jugo extraído por compresión de los peciolos de las hojas muestreadas de tomate verde mediante una prensa mecánica o manual. Los peciolos que se consideran para este análisis son de las HMRM (4ta a 5ta hoja a partir del ápice del tallo). Nutrimentos como el nitrógeno (N-NO3-), fósforo (P-PO4-), potasio (K+), calcio (Ca+) y elementos como el sodio (Na+) en su forma iónica pueden ser diagnosticados con mucha precisión en este órgano de muestreo a través de equipos portátiles. Las grandes ventajas de esta herramienta es que permite evaluar diaria o semanalmente el cultivo en campo de forma rápida y la metodología para determinar la suficiencia, deficiencia y excesos es muy sencilla. Es indispensable que para la interpretación de los resultados se tengan valores de referencia para cada nutrimento como los que se presentan en el Cuadro 2.  

Equipos portátiles Laqua Twin.

Figura 2. El uso de equipos portátiles permite el análisis a nivel de campo tanto de la solución del suelo como del extracto celular de peciolo.

Fuente: Bugarín, 2020.

 

Cuadro 2. Rangos de concentración de N-NO3 en el extracto celular de pecíolos de tomate verde en cuatro fases fenológicas y su relación con el rendimiento promedio potencial por planta.

Fuente: Castro, et al., 2000.

Fase fenológica

Deficiente

Óptimo

Exceso

.......................... mg L-1 ........................

1 (0-20 dde)

600-800

Aprox. 1000

> 1100

2 (21-27 dde)

400-600

1200-1400

1500-1700

3 (28-34 dde)

600-900

1100-1500

1600-1800

4 (35-54 dde)*

1000-1200

1200-1500

1500-2000

Rto.: Kg/planta

1.67

2.93

2.73

ddt: Días después del establecimiento; * La fase fenológica cuatro corresponde al inicio de la floración

 
 

Conclusiones

El uso adecuado de las herramientas y metodologías para elaborar y monitorear un programa de nutrición en tomate verde permitirá incrementar sustancialmente el rendimiento del cultivo, ya que se suministra en la cantidad, lugar y momento adecuados cada uno de los nutrimentos para que la planta pueda desempeñar adecuadamente sus funciones fisiológicas. Además, con el uso eficiente de los insumos que se logra a través de un buen manejo de la nutrición, se reduce el impacto ambiental del cultivo y se mejora la productividad económica del cultivo.

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Curso producción y nutrición de tomate verde

Cita correcta de este artículo 

INTAGRI. 2021. Nutrición de Tomate Verde. Serie Nutrición Vegetal, Núm. 146. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 4 p.

Literatura consultada

  • Bugarín, M. R. 2020. Fertirrigación en Tomate Verde. 4to. Diplomado Internacional en Fertirriego de Cultivos. INTAGRI. México.
  • Castro, B. R.; Sánchez, G. P.; Peña, L. A.; Alcantar, G. G.; Baca, C. G.; López, R. R. M. 2000. Niveles Críticos, de Suficiencia y Toxicidad de N-NO3 en el Extracto Celular de Peciolos de Tomate de Cáscara. TERRA Latinoamericana, 18 (002): 141-145 p.
  • Fertilab. s.f. Manual de Muestreo (4ta edición). FERTILAB. México. 29 p.
  • SIAP. 2020. Panorama Agroalimentario 2020. Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera. México. 196 p.

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