Fertilización de Árboles Perennes


Por: Carol J. Lovatt

Traducción: Guadalupe Rivas Cancino

Existen etapas claves en la fenología de cada planta, en donde se tiene mayor demanda de nutrientes dependiendo de cada especie. En árboles perennes, por ejemplo: El periodo de floración, cuajado de fruto, abscisión de fruto (asociado a la etapa llamada “caída temprana de frutos”), y la "segunda caída" que por lo general se produce a principios de junio hasta finales de Julio. Esto se conoce comúnmente como “caída de Junio”, que se produce cuando el crecimiento exponencial de la fruta y brote vegetal además la raíz de crecimiento son simultáneos (Hamid et al 1988), son etapas de alta demanda de nutrientes. Ocurre a menudo debido a la competencia entre la fruta en desarrollo por agua y nutrientes, derivando un adelgazamiento natural, donde se elimina el exceso de frutas y permite que el fruto remanente se desarrolle adecuadamente.

Cabe mencionar, que cualquier suceso y/o tratamiento al cual sea sometido el cultivo durante las etapas fenológicas antes mencionadas, tendrá impacto en el tamaño, calidad y vida post cosecha del fruto.  La absorción de cantidades adecuadas de nutrientes durante el período de floración y cuajado de fruto puede verse comprometida por el frío y la humedad del suelo (Hamid et al., 1988). Por tal, la fertilización foliar puede suministrar nutrientes esenciales más rápido y eficientemente en comparación con una fertilización dirigida al suelo. Aplicaciones de zinc (Zn), manganeso (Mn), boro (B) y molibdeno (Mo) dirigidas al follaje resulto ser de 4 a 30 veces más eficiente que la aplicación al suelo (PureGro, nd).

La fertilización foliar tiene ventajas adicionales sobre la fertilización al suelo.  La fertilización foliar puede cumplir con la demanda del cultivo para un nutriente en momentos en que las condiciones del suelo (baja temperatura, baja humedad del suelo, mal drenaje, pH, salinidad) harían poco eficientes a los fertilizantes aplicados al suelo.  Por lo tanto, las fertilizaciones aplicadas al follaje son un método eficaz para corregir las deficiencias del suelo y que además sea posible sobrellevar una baja capacidad del suelo para transferir nutrientes hacia la planta.

Fósforo, potasio y “elementos traza” pueden fijarse en las partículas del suelo y no estar disponibles para las plantas.  Las aplicaciones dirigidas a las hojas, siendo estas el órgano principal para la realización de fotosíntesis, aseguran que el proceso metabólico de la planta no se vea comprometido debido a una baja disponibilidad de algún nutriente esencial.  Es importante señalar que los fertilizantes aplicados de manera foliar y con nutrientes móviles en el floema, son traslocados a todas partes de la planta, incluso hasta las raíces absorbentes.

Por otra parte, las aplicaciones foliares reducen el potencial de acumulación de  fertilizantes en el suelo, en escorrentías de agua, aguas superficiales (ríos, lagos y océanos), además de aguas subterráneas en donde  puedan contribuir a la salinidad, la eutrofización y contaminación con nitratos, los cuales tienen graves consecuencias para el medio ambiente y los seres humanos. Sin embargo, cabe  señalar que no todos los nutrientes se absorben a través del follaje, algunos no son móviles vía floema.

El objetivo del programa de investigación del autor ha sido identificar el papel que los elementos  esenciales desempeñan en la fisiología del cultivo arbóreo, así como de la aplicación del nutriente como fertilizante foliar en tiempo apropiado según su fenología, es decir, un momento en que la demanda de este nutriente sea alta, a fin de estimular un proceso fisiológico específico que aumente el rendimiento, calidad y número de frutos, además de alcanzar un efecto de crecimiento de la planta.

Debido a la influencia de factores variables, tales como edáficos y climáticos, la respuesta a ¿Cuándo y cuánto fertilizar?, ¿Suelo o foliar?, sigue siendo en gran medida especulativo. Sin embargo el tiempo sigue siendo importante. 

Por ejemplo, para proteger las aguas subterráneas de una contaminación potencial por nitratos, los productores de Aguacate Var. Hass (Persea americana Mill.) en California dividen la cantidad total anual de nitrógeno (N) en seis pequeñas aplicaciones al suelo realizadas desde finales de enero hasta principios de noviembre.  (Lovatt, 2001) dirigió la interrogante de si el rendimiento del Aguacate 'Hass' se podría incrementar si se duplica la cantidad de N aplicado en una de las seis aplicaciones, si es programado para satisfacer las demandas de nutrientes de una etapa clave específica de la fenología del cultivo.  Los resultados de esta investigación proporcionaron pruebas claras de que el tiempo de aplicación del fertilizante nitrogenado dirigido al suelo fue un factor importante en la determinación del rendimiento final y tamaño del fruto, así como la producción del año siguiente (Lovatt, 2001).

Ejemplos de aplicaciones vía foliar de fertilizantes en tiempo adecuado para demostrar la teoría.

En etapa de prefloración de invierno en cultivo de naranjas dulces, se realizaron aplicaciones foliares de fertilizantes a base de urea baja en biuret o fosfito de potasio (una forma de  P[HPO3-2] rápidamente absorbido por las hojas y traslocado a través de las hojas a las raíces [Lovatt y  Mikkelsen, 2006]) que han demostrado  aumentar el rendimiento total, rendimiento de gran valor comercial de variables tales como tamaño y cantidad de sólidos solubles totales (SST) de naranjas dulces (Citrus sinensis) (Albrigo, 1999; Ali  y Lovatt, 1992, 1994;  Lovatt, 1999);  cuando la urea baja en biuret y fosfito de potasio eran  combinados, se aplicó 50 Lbs de urea  baja en biuret (46-0-0, ≤ 0,25% biuret),  en 200 gal de agua por acre (25,8 kg de N en 1869 L / Ha.) dio lugar a un incremento neto promedio de rendimiento de 3 toneladas por acre (7 toneladas por hectárea) anuales durante  los tres años del experimento (Ali y Lovatt, 1992, 1994; Lovatt, 1999). Además, el rendimiento total aumentó por árbol, se presentó un incremento en la producción al aumentar el tamaño de frutos comerciales (diámetro transversal 2.7 a 3.5 pulgadas;  6.9-8.8 cm)

NOTA: Los volúmenes de pulverización inferior se pueden utilizar, siempre y cuando la cobertura del árbol sea correcta, pero los volúmenes  de 500 a 700 galones por acre (4,673-6,542 L / ha) mostraron una mayor incidencia de quemaduras en la punta de la hoja “tip burn” cuando se combinaban en la misma solución.

 tip burn

Figura 1. “Tip burn” en hoja de naranjo.

www.salinitymanagement.org

La formulación de fosfito de potasio que se ha utilizado en los cultivos de árboles perennes en todos los estados y ensayos de investigación reportados en la literatura hasta el momento es Nutri-Phite (Biagro Western Sales, Inc., Visalia, Calif.).  Nutri-Phite (0-28-26).

Para aumentar el tamaño del fruto de Naranjas Var. Navel, se realizaron aplicaciones de fosfito de potasio al follaje en Mayo (durante la etapa de división celular del desarrollo del fruto) y de nuevo en julio (cuando la cáscara forma su máximo espesor, que marca el final de la etapa de la división celular del desarrollo de los cítricos) o se realiza una sola aplicación de urea bajo en biuret  en el momento que el fruto forma el grosor de la cáscara en el mes de julio. 

Se realizaron 2 aplicaciones foliares de fosfito de potasio [Nutri-Phite, 0-28-26]  en 2 cuartos de galón (0,49 gal) en 200 galones de agua por acre por cada aplicación (4,6 l Nutri-Phite en 1869 L / ha). La primera aplicación se realizó en Mayo 15, posteriormente fue en Julio 15 del mismo año. En verano,  en etapa de “formación de máximo espesor de la cáscara”, se aplicó urea baja en biuret (46-0-0, ≤ 0,25% biuret) en una sola asperjada en orientación del 15 de julio ± 7 días a 50 libras de urea baja en biuret (23 lb N) en 200 galones de agua por acre (25,8 kg de N en 1869 L / ha).   Este tratamiento resultó en una ganancia neta acumulada de 3 años, evaluando variables de valor comercial, como es el  tamaño del fruto (diámetros transversales 2,7-3,5 pulgadas; 6.9 a 8.8 cm), ganancias de 6.5  toneladas por acre (14 toneladas métricas por hectárea) (Lovatt, 1999). 

Además, el rendimiento comercial de la mandarina 'Sunburst' (C. reticulata x C. paradisi) resulto en un incremento en el tamaño de frutas con tres  aplicaciones foliares de nitrato de potasio (KNO3), 25 lb de KNO3 en 250 galones de agua por acre por aplicación (11 kg KNO3 en 2336 L / ha), en dormancia (Febrero), después de la floración (Abril) y en crecimiento exponencial de fruta (Julio-Agosto) (Boman, 2002).  El tratamiento aumentó el número de frutos comercialmente valiosos, frutos de gran tamaño en la primera cosecha en un 30 % y  resultó en un aumento del 23 % en  frutos comercialmente valiosos cosechado durante la temporada y un incremento promedio neto anual retroactivo al producto de $2,626 USD por acre.

Aplicaciones foliares de K en el cultivo de melón (Cucumis melo) durante el desarrollo y maduración de fruto, mejora  la calidad comercial del fruto mediante el aumento de la firmeza, contenido de azúcares, y el valor nutritivo, ya que se registró un aumento de beta-caroteno, ácido ascórbico, además de concentraciones de K en la parte comestible (Lester et al.,2007) .

Para el caso de aguacate, se realizaron aplicaciones en el dosel del árbol, de B a 1,45 libras en 200 galones de agua para 110 árboles por acre (1.63 kg B en 1869 L / ha) o urea-N a 50 lb (46-0-0, ≤ 0,25% biuret; 23 lb N) en 200 galones de agua por acre (25,8 kg de N en 1869 L / ha) justo antes de la expansión y desarrollo de inflorescencia, elongación de los ejes secundarios (etapa de la coliflor), donde se aumentó significativamente el número viable de óvulos y el número de tubos polínicos (Jaganath y Lovatt, 1998).  Estos tratamientos resultaron en una ganancia neta acumulada de 3 años de 5,4 y 5,0 toneladas por acre (12,2 y 11 toneladas métricas / ha) para el boro y urea, respectivamente (Lovatt, 1999). 

Primeramente en brotación de yemas, las aplicaciones no fueron eficaces; posteriormente en etapa de plena floración las aplicaciones tuvieron un efecto de vigor intermedio en la planta.

 infloresencia

Figura 2. Desarrollo de la inflorescencia “Etapa de coliflor” en Aguacate.

Fuente: www.podgardening.co.nz

Recordemos que el B estimula la división celular,  aumenta el cuajado y el tamaño de los frutos, incluso de cultivos con frutos sin semillas, y aun cuando los análisis foliares indican que la cantidad de B es adecuada.  NOTA: B y urea-N no se  deben de aplicar en la misma pulverización en Aguacate, ya que resulta en dobles pistilos.  El efecto de la combinación no se ha realizado como tratamiento en otros cultivos.

En los casos citados anteriormente, el tiempo adecuado de aplicación del fertilizante foliar fue un factor para el incremento en el rendimiento comercial, así como para mejorar los parámetros de calidad del fruto, incluyendo mayor tamaño. Además, estos resultados se alcanzaron a pesar de que los cultivos no eran deficientes en nutrientes según lo registrado en el análisis foliar del cultivo.

Un ejemplo del momento adecuado, fertilizantes aplicados al suelo que apoyan el concepto.

Para proteger las aguas subterráneas de una potencial contaminación por nitratos, los productores de aguacate var. Hass en California distribuyeron la cantidad total anual de fertilizante nitrogenado en seis pequeñas aplicaciones dirigidas al suelo realizadas durante un período comprendido entre finales de enero hasta principios de noviembre.  Esta práctica de aplicaciones anuales de N como NH4NO3 a 150 libras por acre (168 kg / ha; 168 árboles / ha) en seis pequeñas dosis  de N a 25 libras por acre (28 kg / ha) en enero, febrero, abril, junio, julio y noviembre, (estas aplicaciones se tomaron como testigo para el siguiente experimento), en el que el N adicionado como NH4NO3 a 25 libras por acre (28 kg / ha) se aplicó en una etapa clave de la fenología del aguacate para un total anual de N de 175 libras por acre (196 kg / ha) (Lovatt, 2001).  Dos etapas fenológicas se identificaron  por lo cual la aplicación de N a 50 libras por acre (56 kg / ha) en una sola aplicación (doble dosis de N), incremento significativamente el rendimiento acumulado de 4 años, y los kilogramos de fruto por árbol, 30 % y 39 %, respectivamente, en comparación con los árboles testigo  (P ≤ 0,01).  En cada caso, más del 70 % del  incremento en  rendimiento neto al aumentar el tamaño de frutos comerciales, (frutos cuyo peso 178-325 g).

Las dos etapas fenológicas citadas anteriormente fueron: (1) cuando la brotación de yemas apicales tienen cuatro o más meristemos de ejes florales secundarios presentes (mediados de noviembre) y (2) Una vez los ejes de la inflorescencia están completamente elongados y las flores diferenciadas en la panícula, se inicia la antesis,  así como el inicio del crecimiento de brotes vegetativos en el ápice, sincronizados con el crecimiento de brotes florales indeterminados (aprox. mediados de abril).  La aplicación de doble dosis de N al momento de la iniciación floral (enero), durante el desarrollo temprano del gineceo (febrero), o durante la “caída de junio” no tuvo ningún efecto significativo en el rendimiento o tamaño de fruto en comparación con los árboles “testigo”.

Conclusión

El tiempo y la tasa de aplicación de fertilizantes son factores que se pueden optimizar para incrementar el rendimiento,  tamaño y calidad del fruto  de los cultivos de árboles perennes.  La aplicación de fertilizantes dirigidos al  suelo o  follaje, en aquellas etapas clave de la fenología del cultivo, cuando la demanda de  nutrientes es alta, es fundamental en las prácticas de manejo de fertilizantes, ya que mejora su eficiencia de uso, es rentable y eficaz, además de proteger el medio ambiente.

Por otra parte, una deficiencia nutricional incipiente o transitoria en estados fenológicos críticos para producir fruto en  tamaño o calidad, provoca una reducción de la producción anual y en los ingresos del productor de acuerdo con la "ley del mínimo de Liebig", es decir, los cultivos sólo pueden ceder a el nivel soportado por el factor más limitante.  La clave para lograr un beneficio en el rendimiento y en el incremento neto de los ingresos del productor es (1) aplicación de fertilizantes en tiempo adecuado al suelo, cuando se sabe que un nutriente esencial específico es ineficaz como fertilizante foliar en un cultivo dado y (2) Aplicación de fertilizantes dirigidos al follaje en tiempo adecuado a las etapas específicas de la fenología del cultivo cuando es probable que la demanda de nutrientes es alta, o cuando se conocen que las condiciones del suelo no permiten la absorción de nutrientes, por no estar disponibles para las plantas.

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