Mayo de 2019
Autor: Equipo Editorial INTAGRI
La decisión de utilizar un método de conservación u otro está en función del clima, tradiciones culturales, cultivos forrajeros en explotación, conocimiento técnico práctico, infraestructura disponible, maquinaria y tipo de ganado, etc.
A nivel mundial, se observa un aumento en la conservación de forrajes mediante ensilaje, especialmente en los países de clima templado húmedo, debido al riesgo y mayor trabajo que requiere la henificación a causa del clima, lluvias que deterioran la calidad del forraje y a las mayores pérdidas que se producen con la henificación en comparación al ensilaje. Se señala en general, que en ganado ovino y bovino de carne, la ingestión de materia seca es mayor en el caso de heno que en ensilado, y en ganado de leche se obtienen mejores resultados con ensilado.
Los métodos actualmente reconocidos para la conservación de forrajes, se basan fundamentalmente en el principio de acidificación y en el de deshidratación.
Reserva en pie
Es el forraje que se queda en el campo sin pastorear para ser utilizado en la época crítica, también denominados bancos de proteína, un ejemplo claro es la Maralfalfa y el Cuba CT 115 King grass (Pennisetum purpureum), y almacena comida durante seis meses, florece muy poco, responde muy bien después del pastoreo y tiene un alto nivel de azúcares.
Deshidratación artificial
Es el proceso de secado de forrajes de alta calidad con estufas de aire forzado a temperaturas elevadas en tiempo muy corto.
Ensilaje
Se basa en transformación de carbohidratos solubles en ácidos orgánicos principalmente ácido láctico, estableciendo condiciones de acidez que inhiben el desarrollo bacteriano. Se define como el producto formado cuando el forraje con alto contenido de humedad es almacenado anaeróbicamente, obteniendo un forraje acidificado. Con excepción del heno en pie, el ensilaje es la forma más barata de conservar el forraje.
Se puede señalar que el proceso de ensilaje se inicia desde el momento en que el forraje es cortado y enfrenta alteraciones bioquímicas indispensables para la conservación.
Respiración celular. La planta después de cortada y almacenada en los silos, sufre modificaciones debidas principalmente a la respiración de las células, las cuales continúan vivas por un período que depende de la cantidad de oxígeno presente en la masa de forraje almacenada, que produce calor y desprendimiento de C02. El consumo de oxígeno a partir del aire presente, así como la producción de CO2, favorecen las condiciones anaeróbicas esenciales para el posterior desarrollo de las bacterias lácticas.
Figura 1. El tamaño de la partícula ideal es de entre 3 y 5 cm. (Creative commons) |
También en esta fase hay degradación parcial de azúcares solubles e incluso de proteínas, que no se detiene sino hasta que el pH es menor a 4.
El tiempo óptimo de duración de la fase de respiración no deberá rebasar las 5 primeras horas después de tapado el silo, lo cual va a depender de la eficiencia del sellado del mismo, para que no entre aire y de la eficiente compactación del forraje.
Producción de ácido acético. El comienzo de la acidificación se debe a las bacterias gram negativas no esporuladas que transforman los azúcares y liberan ácido acético, ácido fórmico, alcohol, anhídrido carbónico, ácido láctico y ácido butírico. La temperatura óptima de estas bacterias es de 20 a 40oC y se detiene a 50oC.
Producción de ácido láctico. Con la anaerobiosis se desencadena la fermentación láctica por medio del Lactobacillus sp. y otras bacterias, cuyo desarrollo óptimo ocurre a 35oC. Se requiere un ambiente rico en azúcares solubles, este proceso se interrumpe cuando se alcanza un nivel de pH entre 3 y 4.
Estabilización del pH. Cuando se alcanza el nivel de acidez mencionado, se interrumpe y estabiliza el proceso, complementándose así la fase de fermentación, misma que se alcanza alrededor de 18 a 21 días después de tapado el silo. El nivel de pH al cual se alcanza la estabilización del proceso, depende del contenido de humedad del forraje ensilado, siendo de 4.2 cuando el contenido de materia seca es de 20% y 5.2 cuando es del 50%.
Cuando no se alcanza rápidamente un pH de estabilización, se desarrollan los microorganismos putrefactivos, principalmente los del género Clostridium. Estos atacan las proteínas y otros componentes celulares, produciendo ácido butírico, otros ácidos, así como diferentes aminas y sustancias que pueden ser toxicas para el ganado. La fermentación butírica se desarrolla cuando las temperaturas del silo son de 32 a 40°C y el pH de 4 a 5.
Pérdidas durante el ensilado
Las pérdidas que se producen durante el proceso de ensilaje pueden agruparse en evitables e inevitables. Las pérdidas evitables se constituyen por el manejo, como aquellas que ocurren durante el corte y transporte del forraje al silo, así como por el material enmohecido y putrefacto; en las inevitables, se incluyen las debidas a respiración, fermentación y efluentes que lixivian nutrientes.
Las pérdidas de materia seca en el forraje ensilado son: de 1-2% por respiración, 2-4% por fermentación, 5-7% por líquidos efluentes y 2 - 5% por desecación; fermentaciones secundarias 0.5% deterioro por entrada de aire 0 - 10% y pérdidas por calentamiento de forraje durante la descarga 0-15%. Se han reportado que en buenas condiciones las pérdidas de materia seca pueden ser de 10 - 17% llegando hasta 78% en condiciones desfavorables.
Características del ensilado
Existen determinaciones cualitativas obtenidas por la observación de ciertas características físicas y determinaciones cuantitativas, de mayor precisión que se obtienen al realizar la cuantificación de compuestos químicos del producto.
Las determinaciones cualitativas fundamentales incluyen el olor, color, sabor y textura del forraje. El olor de un buen ensilado debe ser lo más parecido a frutas fermentadas, aceptado por el olfato humano y no muy penetrante. Olores diferentes, fétidos o muy penetrantes indican fermentaciones no deseadas. El olor del ensilado puede ser comparado con el del vinagre.
El color de un ensilado bien elaborado debe ser semejante al color original del forraje. Se admiten todas las tonalidades de verde o amarillo y se desechan aquellas que incluyen color café u oscuro, los cuales indican putrefacción del producto.
La textura del ensilado debe ser suave, ligeramente porosa, consistente; que no se desintegren ni adhieren las partículas de forraje en los dedos. El sabor del ensilado, cuando se mastican las cañas debe ser agrio aceptable.
Las determinaciones cuantitativas indican la calidad del ensilado y ayudan a predecir el comportamiento productivo del animal requieren de equipo de cierta precisión, solo disponible en laboratorios.
Cuadro 1. Parámetros que indican las características de un buen ensilado de gramíneas |
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Parámetro |
Rango |
pH |
3.8-4.2 |
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Ácido láctico |
1.5-2.5 |
Ácido acético |
0.5-0.8 |
Ácido butírico |
0.1-0.5 |
Nitrógeno amoniacal |
5-8% del total de N |
Henificación
Es el método más utilizado para la conservación de forraje de leguminosas. Se define como el proceso de deshidratación natural del forraje verde cortado y expuesto al sol para llevarlo a niveles de 15-20% de humedad, es uno de los métodos más antiguos y sencillos para conservar el forraje, siendo relativamente barato y útil para mejorar la alimentación del ganado.
La obtención de heno de buena calidad depende del estado de madurez de la planta en el momento del corte, del método de corte, manejo del forraje, del empacado y de condiciones ambientales. La determinación del momento del corte para la elaboración del heno es uno de los aspectos más importantes, este determina el rendimiento de materia seca obtenido y la calidad del forraje, equilibrio fundamental que siempre debe buscarse a fin de hacer el máximo aprovechamiento de los recursos forrajeros.
El heno de gramíneas tropicales contiene de 5 a 8% de proteína cruda, mientras las leguminosas tienen contenidos de proteína de entre 9 a 15%, siendo de gran utilidad para suplementar animales en crecimiento y vacas lecheras.
El estado de corte de las plantas forrajeras puede asociarse con el inicio del amarillamiento y muerte de hojas basales de la planta, Otros criterios también útiles pueden ser la presencia de hoja bandera en cereales forrajeros o el inicio de la floración hasta 10% en cereales, pastos y alfalfa.
Durante el proceso de secado el forraje se extiende al sol, lo que disminuye los costos de producción pero depende necesariamente de condiciones ambientales tales como temperaturas superiores a 15oC y humedad relativa menor a 60oC. La velocidad de secado depende del rendimiento, composición del cultivo, manejo y del clima.
Figura 2. La presentación de la paca depende de la maquinaria e infraestructura para almacenado. (Creative commons) |
Con respecto a la cosecha y el empaque, la maquinaria proporciona un mayor rendimiento y facilita el mantenimiento, es más versátil y se adapta a toda clase de praderas y cultivos forrajeros. Dentro de estos tipos de segadoras, existen máquinas o implementos que se acoplan al tractor. Para realizar el corte, existen las segadoras acondicionadoras, las alternativas o barras de corte y las rotativas.
El acondicionamiento del forraje acelera el tiempo de secado en más de un 20%, principalmente por el aumento en la velocidad de pérdida de agua de los tallos aplastados por el paso entre los rodillos.
El secado o curado del forraje tiene por objetivo reducir su contenido de agua a menos del 20%, con la menor pérdida de hojas. Con esta misma finalidad se realizan de uno a dos volteos del forraje al día. Los factores que determinan la pérdida de agua del forraje son: el clima, cantidad y disposición del material en la hilera y el tipo de planta.
Generalmente el heno se almacena y transporta en pequeñas pacas o paquetes, aunque también existen grandes pacas, tanto cilíndricas como prismáticas.
Alcanzado el estado de sequedad suficiente de 3 a 5 días después de cortado, el forraje se recoge para ser almacenado, mediante el uso de empacadoras o enfardadoras, pudiendo también almacenar como heno suelto.
La maquinaria disponible para empacado puede ser autoalimentada, con rendimiento de hasta 5 pacas/minuto en condiciones favorables o manual, requiriendo para esto una alimentación eficiente, esta es más lenta y requiere de muchos operarios.
Pérdidas de materia seca
Se mencionan las siguientes fuentes de pérdida de materia seca:
Pérdidas mecánicas. Ocasionadas por el manejo del forraje durante el proceso, en el cual se pierden fundamentalmente hojas. Estas pérdidas dependen de la calidad del forraje y pueden alcanzar niveles de 2 a 35% del valor nutritivo del forraje.
Pérdidas por lluvia. Si después de la cosecha ocurren precipitaciones, éstas pueden lavar los nutrientes, existiendo pérdidas por este concepto de 0 a 14% de los elementos nutritivos.
Las pérdidas estimadas durante el proceso de henificación han sido cuantificadas de 11 a 12% de la materia seca bajo condiciones muy favorables; 14 a 16% en condiciones normales y de 20 a 30% bajo condiciones desfavorables. En general, las pérdidas de materia seca durante la henificación varían de 10 a 30%.
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Cita correcta de este artículo
INTAGRI. 2019. Métodos de Conservación de Forraje. Serie Ganadería, Núm. 27. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 5 p.
Fuentes Consultadas
- INTAGRI. 2018. Producción y calidad nutrimental de forrajes tropicales. Serie Ganadería, Núm. 12. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 4 p.
- Jiménez, M. A.; Rodríguez, M.R.; González, O.R. 2012. Conservación de forrajes para mejorar la productividad del ganado. SAGARPA.
Figura 3. Prueba de campo para determinar la humedad del forraje. Fuente: Jiménez 2012. |
Muy interesante todo lo que ata;e a la nutrición que se convierte en producción y por ende productividad
Así es, la efectividad en nuestra producción depende de un manejo adecuado de todas las áreas involucradas. Te invitamos a continuar visitando nuestros artículos de agricultura y ganadería.
Saludos.