Diciembre de 2018
Autor: Equipo Editorial INTAGRI
Todas las grandes empresas de hoy fueron alguna vez un pequeño negocio basado en una idea. En definitiva, toda empresa parte de una idea, pero por encima de ésta se requiere valor, se requiere trabajo y se requiere también un plan de acción.
Suele ser frecuente escuchar que para crear una empresa es preciso disponer de una gran cantidad de recursos financieros. La realidad de muchos empresarios de éxito, es que no disponían de muchos recursos cuando decidieron adentrarse en el mundo empresarial.
Este capital inicial necesario no debe contemplarse como un obstáculo sino como un requisito más, entre otros muchos, para concretar la idea. Lo verdaderamente importante es determinar, con la mayor precisión posible, ese capital necesario, estudiar la forma de conseguir dichos recursos financieros y evaluar la posibilidad de recuperar la inversión, cubrir los gastos y obtener beneficios.
También con bastante frecuencia se afirma que los empresarios son personas que no tienen miedo al riesgo, por el contrario, los empresarios comprenden adecuadamente los riesgos de sus actuaciones, pero tienen una fuerte convicción en su capacidad para controlar las situaciones o circunstancias que pueden producirse en el desarrollo de su empresa.
Esta capacidad suele ser una cualidad del empresario innovador, y está alimentada por el empeño de esta persona por llevar a la práctica esa idea forjada en su mente. No obstante, a medida que la empresa evoluciona, esa cualidad debe ser complementada con la capacidad de gestión, la habilidad para abordar los problemas que una empresa plantea a partir no de la intuición, sino de los esquemas de reflexión administrativos, percibiendo y comprendiendo sus propias limitaciones.
La experiencia previa en la actividad es importante para el éxito en el desarrollo de la empresa. No obstante, no debe ser considerada como imprescindible. Algunas personas se acercan por primera vez a una actividad, captan y comprenden adecuadamente las claves del éxito en el sector actuando de forma diferente a las empresas establecidas y se convierten en líderes sin mucha experiencia previa en la actividad.
Figura 1. Toda empresa parte de una idea, se requiere trabajo y un plan de acción. (Creative commons). |
Cuando se refiere a sectores con potencial de crecimiento, se debe tener presente que las nuevas ideas no sólo se desarrollan en sectores de alta tecnología o en actividades nuevas, sino también en sectores tradicionales donde los empresarios han sido capaces de encontrar nichos de mercado. Algunos han explicado que los negocios de mayor crecimiento se encuentran en sectores más antiguos.
La innovación puede surgir si se reflexiona acerca de las tres cuestiones básicas a las que se debe responder para crear una empresa: quiénes son los clientes, qué productos o servicios se va a ofrecer a esos clientes, y cómo se les va a ofrecer. Al preguntarse por los clientes se debe tratar de identificar a aquellos compradores cuyas necesidades no están siendo satisfechas de forma adecuada por los productos o servicios actuales. De esta forma es posible encontrar nichos de mercado incluso en sectores muy tradicionales
La reflexión acerca de qué vamos a ofrecer al cliente, nos hace pensar, cómo cambiar el producto o servicio que ya está siendo ofrecido. Ello exige llegar a comprender con profundidad las necesidades y expectativas de los clientes. Sólo la empresa que conoce adecuadamente estas necesidades está en condiciones de poder ofrecer un producto o servicio que las satisfaga.
En primer lugar, la innovación o idea original comienza con un análisis de las oportunidades, lo que exige un conocimiento profundo de la realidad y una comprensión amplia de la actividad que se va a desarrollar.
En segundo lugar, la innovación o idea original debe ser simple y estar bien centrada. Las cosas complejas son difíciles de comprender y utilizar por el cliente y, por tanto, no las comprará. Una vez que ha identificado una oportunidad, busque formas sencillas de aprovecharla.
En tercer lugar, las innovaciones más efectivas empiezan siendo pequeñas. No busque la idea grandiosa que va a revolucionar la industria o el mercado y que le va a convertir en millonario de la noche a la mañana. La innovación que da lugar a una empresa no requiere ser perfecta, no requiere estar completamente acabada, basta con que sea razonablemente aceptable y se tenga la voluntad de mejorarla. En cuarto lugar, no pretenda innovar para el futuro, innove para el presente. Si la innovación no permite una aplicación inmediata, será una idea brillante pero no dará lugar al nacimiento de una empresa.
En cuarto lugar, no pretenda innovar para el futuro, innove para el presente. Si la innovación no permite una aplicación inmediata, será una idea brillante pero no dará lugar al nacimiento de una empresa.
En quinto lugar, la innovación es trabajo. Ciertamente, la idea original requiere talento, ingenio y predisposición, pero junto a esas cualidades también exige diligencia, constancia y dedicación. Finalmente, la innovación está orientada a la sociedad y, en consecuencia, debe estar siempre cerca del mercado, enfocada al mercado y dirigida hacia el mercado.
Figura 2. La innovación o idea original comienza con un análisis de las oportunidades. (Creative commons). |
Evaluación de la idea o el proyecto
Cuando se habla del análisis de factibilidad de una idea, se deben considerar tres tipos de viabilidad:
a) Viabilidad técnica, que refleja la posibilidad de producir o prestar el servicio que se quiere ofrecer a los clientes. Es decir que pueda llevarse a cabo la producción.
b) Viabilidad comercial, que expresa la posibilidad de que el producto o servicio ofrecido sea aceptado y adquirido por los clientes. Existe una gran gama de productos que salen al mercado y son retirados al poco tiempo.
c) Viabilidad económica, que indica la posibilidad de que el negocio proyectado sea rentable, que proporcione un beneficio que satisfaga las expectativas del empresario. Cuando el coste de un producto o servicio es elevado, y no se puede fijar un precio alto, la venta de dicho producto o servicio no será rentable.
El futuro empresario debe llevar a cabo una "evaluación conceptual" de la idea, que le permita comprender las características del negocio y determinar las posibles acciones a emprender. Esta evaluación consiste en responder objetivamente a dos cuestiones básicas: - ¿Cómo es su idea en comparación con lo que ya existe en el mercado? - ¿Cuánto riesgo implica llevar a la práctica la idea?
Estas preguntas clasifican a los futuros negocios en función de dos variables: El grado de innovación y el nivel de riesgo. El grado de innovación hace referencia a la creación de algo diferente. Con frecuencia se considera que el proyecto es totalmente novedoso, único, genial, cuando en realidad supone una simple modificación de algo que ya existe. El empresario debe ser objetivo en la valoración.
Figura 3. Las innovaciones más efectivas empiezan siendo pequeñas. (Creative commons). |
El nivel de riesgo está relacionado con las pérdidas económicas que el empresario puede sufrir en caso de que el proyecto no prospere. Se trata de una primera aproximación al riesgo del negocio que, posteriormente, será cuantificado de forma más precisa.
Es posible clasificar los futuros negocios en cuatro categorías:
- Estos proyectos originales, de poca inversión, son los que desea todo empresario; sin embargo, encontrar ideas realmente originales que puedan llevarse a la práctica no es fácil. Además, este tipo de negocios se arriesga a ser imitado por los competidores, debido a la reducida inversión que supone y a la imposibilidad, en la mayoría de los casos, de proteger la innovación.
- En el cuadrante superior derecho se sitúan los negocios de alta innovación y elevado riesgo, esto es, ideas que son sumamente originales pero que requieren una gran inversión. El empresario debe proteger su innovación, bien mediante patentes o a través de cualquier otro sistema de derechos de propiedad.
- Los negocios de baja innovación y alto riesgo, constituyen la situación más habitual para la mayoría de empresas que se crean. Para estos empresarios el desarrollo de su proyecto supone un riesgo elevado y los nuevos negocios no son muy diferentes a los ya existentes: en el mejor de los casos, se limitan a introducir pequeñas modificaciones que no son originales o muy innovadoras. En esta situación, la acción del empresario debería ir encauzada a buscar alguna idea original e innovadora que le permitiera diferenciarse de los competidores. El empresario debe ser sistemático y riguroso en el análisis de los costes, en la planificación financiera, en la gestión del personal, en el diseño de su plan de marketing y en la inversión.
- Los negocios relativamente seguros, con poco riesgo pero conservadores, es decir, con un reducido potencial de beneficios. Es bastante difícil que el empresario consiga hacerse rico con este tipo de iniciativas, pero si la persona es eficaz y eficiente en el desempeño de su actividad, puede alcanzar unos elevados rendimientos monetarios y una desahogada posición económica.
El empresario debe comprender que cuanto más innovadora sea una idea, cuanto más original, mayores beneficios puede proporcionar. No obstante, también ha de tener presente que esos elevados beneficios atraerán a nuevos competidores y, por tanto, desaparecerán si el empresario no es capaz de establecer algunos mecanismos de evolución y protección de la innovación.
Por otro lado, si el grado de innovación es reducido, difícilmente se pueden esperar beneficios espectaculares. No obstante, una adecuada capacidad de gestión, una dedicación a su negocio y el posible asesoramiento de expertos cuando el problema lo requiera, pueden permitir a un empresario situar un negocio convencional como líder de un sector y obtener una elevada rentabilidad.
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Cita correcta de este artículo
INTAGRI. 2018. La Gestión de una Empresa Agropecuaria. Serie Ganadería, Núm. 16. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 5 p.
Fuentes Consultadas
- Manual de gestión y creación de empresas. 2016. Confederación de empresarios de Andalucía. Andalucía. España.
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