Generalmente los ácaros son controlados por medios químicos, lo que representa costes significativos en términos económicos y ecológicos y no siempre se garantiza la supresión de la plaga. Otra alternativa viable es el control biológico mediante liberaciones de ácaros fitoseidos (depredadores de ácaros tetraniquidos) que se distribuyen sobre las plantas, donde se alimentan de la araña roja. Esta técnica de control se ha empleado desde hace décadas en otros países europeos y ha demostrado su eficiencia, especialmente en cultivos protegidos sobre plagas como el Tetranychus urticae.