Diciembre de 2018
Autor: Equipo Editorial INTAGRI
Aquel que impulsa una idea empresarial debe tener un conocimiento profundo de la actividad que va a desarrollar, esto exige un conocimiento y comprensión del entorno en el que va a operar su empresa. El entorno se define como el conjunto de factores externos que influyen, en los resultados de la empresa.
Es posible identificar dos tipos de entorno: El entorno general o macroentorno y el entorno sectorial o microentorno.
El macroentorno comprende los factores que conforman el marco general en el que se desenvuelven las actividades de la empresa: factores sociales, demográficos, gubernamentales, económicos, tecnológicos, etc. El análisis de esos factores no es más que una comprensión profunda del grado en que cada uno de estos y su posible evolución, representan una amenaza o una oportunidad para la empresa. Estos son muy variables y algunos ejemplos pueden ser el grado de analfabetismo, grado de formación de la población y de la mano de obra, el tipo de cambio de la moneda, entre otros.
Una vez analizadas las fuerzas principales del macroentorno, el empresario debe examinar el entorno sectorial, es decir, las características más relevantes del sector en el que va a desarrollar su actividad. Inicialmente se puede definir el sector como el conjunto de empresas que comercializan el mismo producto o prestan un servicio similar. En el análisis sectorial es posible identificar cinco fuerzas que son ejercidas por cinco tipos diferentes de actores.
En primer lugar, hay que conocer a los competidores actuales, a las empresas que están ofreciendo el mismo o similar producto o servicio, y que determinan un grado de rivalidad. Cuando existen muchos competidores, cuando el crecimiento de la demanda es lento, cuando no existen diferencias entre los productos o servicios ofrecidos por las distintas empresas o cuando los se tienen elevados costos fijos, se tiene una competencia muy estrecha dentro del sector que puede reducir los beneficios esperados.
Figura 1. El macroentorno comprende los factores en el que se desenvuelve la empresa: factores sociales, demográficos, gubernamentales, económicos, tecnológicos, etc. (Creative commons).
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En segundo lugar, es preciso identificar a los clientes de la empresa y el poder de negociación que pueden ejercer. Existen empresas que tienen como único cliente una gran empresa de distribución como cadenas de supermercados; o tal vez una empresa acopiadora de leche.
Estas empresas tienen sus ventas aseguradas, pero están sometidas al poder que su cliente pueda ejercer; de forma que este cliente, ante una situación adversa o un aumento de la competencia, puede exigir una disminución de costos o alguna otra situación que pudiese reducir la rentabilidad. El empresario debe reflexionar sobre la forma de negociar con sus clientes, ofreciendo un producto y servicio diferenciado pudiendo lograr ventas superiores ofreciendo servicios adicionales a los clientes (crédito, entrega a domicilio...) u otros productos muy especializados que sólo pueden encontrarse en su establecimiento. Estos productos pueden tener un porcentaje reducido de ventas, pero representan una mayor demanda.
En tercer lugar, hay que determinar las características de los posibles proveedores, los costos de los insumos, cercanías, disponibilidad, tiempos de entrega, etc.
Figura 2. El empresario debe tener en cuenta a los posibles competidores potenciales. (Creative commons).
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En cuarto lugar, el empresario debe tener en cuenta a los posibles competidores potenciales, es decir, aquellas empresas que aún no desarrollan la actividad pero que podrían entrar en juego si las perspectivas de beneficios fuesen buenas. El ingreso de estos competidores podría alterar de una manera importante la estructura del sector, provocando una concentración y la desaparición de muchas pequeñas y medianas empresas. Es necesario estudiar, cuáles son las posibles barreras de entrada que pueden proteger a las empresas de un sector del ingreso de nuevos competidores. Por ello, el empresario debe prever las tendencias de evolución del sector, cuando centrarse en un nicho de mercado protegido de la amenaza de estos nuevos competidores o cómo actuar si carece de los recursos necesarios para poder competir.
Figura 3. Para el análisis del entorno, habrá que conocer, las estadísticas oficiales sobre el sector. (Creative commons).
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El último factor está relacionado con la presión o amenaza que ejercen sobre el sector los productos sustitutos, esto es, productos o servicios que pueden satisfacer la misma necesidad. Es preciso comprender el comportamiento y evolución de estos, para determinar el grado de amenaza que representan y establecer estrategias que permitan defender la posición de los propios productos o servicios.
Para el análisis del entorno, habrá que conocer si existen asociaciones empresariales en el sector, las estadísticas oficiales sobre el mismo, así como algunos datos primarios, que puede obtener de su propia observación y de conversaciones con agentes que participan en el sector.
Como resultado del análisis del entorno, el empresario debe alcanzar un conocimiento profundo de los factores que pueden influir en su actividad, concretado en oportunidades y amenazas para su empresa, asimismo, una conciencia clara de sus puntos fuertes y débiles respecto a las empresas existentes, que se convertirán, en poco tiempo, en sus competidores directos.
El análisis del sector debe permitir conocer cuáles son los factores clave de éxito de la actividad que la empresa está desarrollando o va a desarrollar. Estos factores de éxito pueden determinarse si, después del análisis del entorno sectorial, el empresario puede responder a las dos preguntas básicas sobre las cuales se basa la estrategia y actuación de la empresa: qué desean los clientes y cómo sobrevivir a la competencia. Es decir, cómo conseguir que los clientes compren mis productos o servicios y no los de la competencia.
Una vez conocidas las necesidades de los clientes, debemos diagnosticar cuáles son sus criterios de compra y establecer una jerarquía de los mismos. Este análisis requiere una comprensión de los clientes que sólo se puede alcanzar mediante un examen cercano y directo de su comportamiento, es posible que los clientes elijan los productos o servicios por una diversidad de criterios como: calidad, precio, rapidez, localización, horario, servicio.
El emprendedor tiene que analizar de forma creativa los diferentes criterios de compra para realizar una oferta que consiga satisfacer todas las necesidades de los clientes mejor que la competencia. Para ello, deberá buscar alguna característica que sea valorada por los clientes y que no resulta fácil de imitar por los competidores. Así pues, no sólo se ha de tener en cuenta la iniciativa, sino también la posible reacción de los competidores y el grado en que la empresa podrá mantener el rasgo que la diferencia de ellos. Una baja de precios podría hacer a la empresa poco sostenible frente a rivales más poderosos que poseen una mayor utilidad.
Figura 4. Debemos diagnosticar cuáles son sus criterios de compra y establecer una jerarquía de los mismos. (Creative commons).
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Cita correcta de este artículo
INTAGRI. 2018. Análisis del entorno de Empresas Agropecuarias. Serie Ganadería, Núm. 17. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 3 p.
Fuentes Consultadas
- Manual de gestión y creación de empresas. 2016. Confederación de empresarios de Andalucía. Andalucía. España.
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