Variaciones Estacionales Y su Efecto en la Calidad de la Pradera


Noviembre de 2018

Autor: Equipo Editorial INTAGRI

La pradera es un alimento cuya disponibilidad y composición es muy variable debido principalmente a las diferencias estacionales de los elementos climáticos, influye junto a otros factores de manera directa sobre la tasa de crecimiento de los pastos y por consiguiente en la época de seca el rendimiento de los pastos será menor que en la época lluviosa, apreciándose efectos similares sobre el consumo y por lo tato en la producción. Generalmente la tendencia de producción de forraje es predecible a lo largo del año, por lo tanto el conocimiento de las restricciones nutricionales y de disponibilidad de este, permitirá comprender mejor las respuestas a la suplementación en periodos de escasez y a conservar los excedentes en períodos de abundancia.

En época de lluvias las praderas producen un 70% del total de forraje que producirían durante el año, lo que implica que en esta época el crecimiento es muy rápido y es el momento apropiado para realizar la conservación de forraje en la forma de ensilaje y/o heno. Así mismo se sabe que en la medida que disminuye la disponibilidad de forraje se resiente el consumo.

Para forrajes templados se reportan niveles de digestibilidad aparente de la MS de 63-64% en leguminosas y 70–75 % en gramíneas. Sin embargo la calidad de las pasturas templadas fluctúa en forma muy marcada conforme cambian las estaciones del año y avanza su estado fenológico.

El descenso de la calidad nutritiva en del forraje ocurre como consecuencia de cambios en el estado fenológico, caracterizados por aumentos relativos de las fracciones fibrosas en detrimento de los contenidos celulares. Al incremento de la fracción fibrosa, se suma el descenso de la calidad como consecuencia de la impregnación de lignina en la pared celular, con lo que se reduce la digestibilidad de la pared celular de los vegetales, disminuye el tránsito digestivo, el consumo voluntario y el desempeño productivo de los rumiantes. Cuando son utilizando forrajes con una relación de nutrientes digestibles totales: proteína bruta menor a 7 (NDT/PB < 7), se produce un menor consumo voluntario de forraje a medida que se incrementa el consumo de suplemento.

Valor nutricional del pasto consumido

Los forrajes tropicales se caracterizan por su gran contenido de materia seca; sin embargo, su contenido de energía es moderado. Durante la etapa de crecimiento, contienen suficientes nutrimentos para permitir un adecuado comportamiento productivo y reproductivo de los rumiantes. El contenido de proteína es alrededor del 9.0% en los pastos y 20% en leguminosas.

En esta etapa, la digestibilidad del forraje es superior al 60%; sin embargo, a medida que el forraje madura, la proteína puede bajar a 6% o menos y la digestibilidad a un 40% o menos, por lo tanto al disminuir la calidad del forraje también baja el consumo del mismo. Esta situación sucede principalmente durante el período de sequía, en donde también disminuye la cantidad disponible y por consecuencia, repercute negativamente en la respuesta animal.

Los fenómenos meteorológicos que influyen en el consumo son: temperatura, humedad, viento, radiación, lluvia y altitud. Los efectos del clima sobre la producción animal suelen ser directos dado que afectan las necesidades energéticas de los animales e indirectos al influir sobre la disponibilidad de forraje. Entre las condiciones ambientales que se relacionan con la productividad láctea, se citan la temperatura ambiental, la humedad relativa, la radiación solar, la velocidad del viento, el efecto de la duración del día y la precipitación diaria. El estrés calórico en los animales, cuantificado como el impacto en la producción de leche, afecta los mecanismos de termorregulación animal afectando su zona de confort o termoneutralidad (5-25ºC), lo que a su vez altera el consumo de alimento las concentraciones hormonales y el metabolismo.

Déficit hídrico y su relación con el consumo de rumiantes

El déficit hídrico, afecta en gran manera la producción forrajera, disminuyendo fuertemente el crecimiento y en consecuencia, la participación de la pradera en la ración. Las sequías estacionales de los trópicos semi-húmedo, seco y árido, ejercen efectos detrimentales sobre la calidad nutritiva de los forrajes, que se manifiestan en marcadas disminuciones en el contenido de proteína bruta y de algunos elementos minerales, en aumentos de las fracciones fibrosas y reducciones de la digestibilidad y el consumo. En contraste, los déficits de agua  moderados y de corta duración, pueden retardar la tasa de maduración y, consecuentemente, evitar la declinación de la calidad nutritiva atribuible a la edad de rebrote.

Durante los años de sequía, se puede decir que el consumo de pradera representa un 42% de la ración anual, en cambio, en el año húmedo representa hasta un 52% de la ración anual. El consumo de materia seca de los rumiantes en pastoreo varía de acuerdo al el tipo de forraje, época del año y el estado fisiológico del animal, pero en general, el consumo de forraje es menor en la época de seca. No obstante que los ovinos y las vacas lecheras pueden seleccionar dietas de alta calidad, durante la época seca, la cantidad disponible de forraje disminuye, lo que reduce la capacidad de selección. Un inadecuado consumo de forraje evita que los rumiantes en general cubran sus requerimientos nutricionales.

 

Cuadro 1. Consumo de materia seca en % del peso vivo de ovinos Pelibuey. Fuente; INIFAP, 2006.

ESTADO FISIOLOGICO

PERIODO

LLUVIAS

SECA

Ovejas vacías

3.00

2.50

Ovejas gestantes

3.60

2.70

Ovejas lactantes

5.30

3.30

Machos en crecimiento

5.00

2.50

Machos adultos

3.00

2.50

 
 

Diferencias estacionales en la calidad de la pradera y su relación con el consumo

Desde el punto de vista nutricional, la pradera es el componente más variable de la ración por lo que hacer un muestreo y análisis del forraje, nos permite balancear lo mejor posible la alimentación sin sacrificar el consumo de materia seca del animal y la calidad de la dieta.

El contenido de energía es mayor en verano y otoño coincidente con los máximos de proteína y luego decrece después del invierno.

 
Cambios en los contenidos de proteína y energía de la pradera durante el año.

Figura 1. Cambios en los contenidos de proteína y energía de la pradera durante el año. Fuente: Corfo 2012.

 

El contenido de proteína y fibra, se comportan de manera inversa. El nivel más bajo de proteína se presenta en entre los meses de febrero a abril: los contenidos más altos de fibra se presentan en veranos secos.

 
Cambios en los contenidos de fibra y proteína de la pradera durante el año.

Figura 2. Cambios en los contenidos de fibra y proteína de la pradera durante el año. Fuente: Corfo 2012.

 

El efecto de la estacionalidad en el contenido de minerales

CALCIO (Ca)

El contenido de Ca tiende a subir durante el invierno, en praderas pobres en leguminosas el Ca se encuentra a niveles más bajos, pero suficientes, entre 0.4 y 0.7% de la materia seca (MS). El contenido de Ca no baja al madurar la pradera, por estar en parte ligado a la fibra, contrariamente a lo que ocurre con el contenido de fósforo (P).

FOSFORO (P)

El contenido de P en praderas fertilizadas, cubre las necesidades del animal alcanzando niveles de 0.3-0.5% de la materia seca. El contenido de P baja junto con el de proteína a medida que la planta madura, sobre todo cuando hay sequía.

Esto se debe a que el fósforo es más necesario cuando la planta está en activo crecimiento, disminuyendo cuando la planta alcanza su madurez, por lo tanto, en veranos secos debe esperarse contenidos bajos de P en la pradera y relaciones calcio:fósforo (Ca:P) altas.

RELACION CALCIO: FOSFORO

En verano con déficit hídrico el contenido de P baja sin que ocurra lo mismo con el Ca, por lo que la relación Ca:P se incrementa, pudiendo alcanzar niveles de hasta 8:1; por lo que la composición de la dieta debe adaptarse para corregir el desbalance Ca:P, principalmente incrementando contenido de fósforo. En las zonas tropicales en veranos lluviosos la planta está en crecimiento, con buenos contenidos de P y proteína siendo la relación Ca:P de 2:1 la óptima para un adecuado consumo y aprovechamiento del P.

MAGNESIO (Mg)

El contenido de Mg es similar a lo largo del año, fluctuando entre 0.2 y 0.25% de la materia seca. El aprovechamiento del Magnesio por el animal puede limitarse cuando aumenta el contenido de Potasio y de Nitrógeno en la el forraje, limitando la absorción de magnesio y pudiendo existir el riesgo de Hipomagnesemia. La forma más efectiva de prevención es suplementar el rebaño con Magnesio (Oxido de Magnesio, Sulfato de Magnesio) antes y durante el período de partos. La suplementación con Magnesio también ayuda a prevenir la incidencia Hipocalcemia.

POTASIO (K)

El contenido de potasio del forraje en crecimiento generalmente alto con un porcentaje de 2.5 - 4% de la materia seca y cubre los requerimientos para producción de leche (0.3 - 0.5% de la materia seca). En esta fase, la pradera, además de ser rica en potasio es también rica en nitrógeno y ambos elementos interfieren la absorción de magnesio en el rumen, por lo que debe suministrarse a los animales, sales minerales que no contengan potasio.

Cita correcta de este artículo

INTAGRI. 2018. variaciones estacionales y su efecto en la calidad de la pradera. Serie Ganadería, Núm. 11. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 6 p.

Fuentes Consultadas

Rojas, R.O.; Beltrán, L.S.; Murguía, O.M.; Urrutia, M.J.; Bores, Q.R.; 2006. Prácticas de manejo de ovinos de pelo en la huasteca. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

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